¿Para ser feminista hay que ser abolicionista?
Dentro del movimiento social y político feminismo, iniciado a fines del siglo XVIII, existe una división entre el feminismo radical y el feminismo liberal. Ser una feminista radical no implica necesariamente ser abolicionista, ni tampoco ser una feminista liberal implica estar en contra del abolicionismo. La controversia con el abolicionismo radica en la creencia de que la mujer que se prostituye lo hace a expresa voluntad y consentimiento, cuando en realidad quienes se someten a tales actos lo hacen por mera necesidad económica y no por placer o deseo sexual.
El feminismo es un movimiento que busca la liberación de la mujer frente a un mundo patriarcal, fomentando sus derechos para llegar a tener igualdad ante la ley y social respecto al hombre. Este movimiento ha conseguido que la mujer tenga derechos básicos, tales como el derecho a la educación, a votar y trabajar. A lo largo de su desarrollo ha intentado hacer tomar conciencia de la opresión femenina, de su dominación, y explotación.
Por otro lado, existen quienes tienen una concepción errónea del término y propósito del movimiento. Consideran que el feminismo no busca la igualdad entre el hombre y la mujer, sino que lo que busca el feminismo es la supremacía de la mujer frente al hombre. Una concepción errónea teniendo en cuenta que la exaltación en los derechos de la mujer debe hacerse porque están considerablemente por debajo que los de los hombres. Por ejemplo, deben aumentarse los sueldos de las mujeres en ciertos cargos, porque los sueldos de sus pares del sexo masculino por el mismo trabajo tienen un sueldo mayor.
En realidad, si la mujer no tuviera existencia salvo en la ficción que han escrito los hombres, uno se la imaginaría como una persona de la mayor importancia, muy heterogénea, heroica y mezquina, espléndida y sórdida, infinitamente hermosa y extremadamente horrible, tan grande como el hombre, más grande según alguno. Pero esa es la mujer en la ficción. En la realidad, como señala el profesor Trevelyan, la encerraban, la golpeaban y la zambarreaban. Tratar mal a alguien trayéndolo con violencia o golpes de una parte a otra por el cuarto (Woolf, 1929).
Para el entendimiento del feminismo debe tenerse en cuenta el concepto de Patriarcado, que definido por la RAE es: “Organización social primitiva en que la autoridad es ejercida por un varón jefe de cada familia, extendiéndose este poder a los parientes aun lejanos de un mismo linaje” (https://dle.rae.es/?id=SB5KObD). Dentro del patriarcado está socialmente aceptada la venta del cuerpo femenino para el consumo masculino. Declarar que una mujer tiene derecho a prostituirse, es declarar que el hombre tiene derecho a comprarla.
El feminismo liberal afirma que la prostitución es elección de la mujer y que está en su total derecho en hacerlo como mujer libre. Aunque, si analizamos la decisión de quien elige prostituirse… ¿Por qué es que llega a esa decisión? La mayoría de las personas que llegan a prostituirse lo hacen por la falta de dinero o porque han sido víctimas de trata y no han conocido otra cosa.
Linda Lovelace, una actriz porno declaró ante la Comisión del Congreso de los Estados Unidos sobre su famoso filme “Garganta Profunda”, que ver aquella película era verla a ella siendo violada. Denuncia que no estaba de acuerdo con las cosas que habían hecho y que ninguna de las escenas filmadas fueron consentidas. No hay nada en el mundo de la pornografía y la prostitución que ampare a la mujer y la proteja de sufrir abusos sexuales, no es posible estar seguro de qué fue consentido y qué no. Ella tras dejar la prostitución y la pornografía empezó a militar en el feminismo radical y como abolicionista.
“[…] Ya sean públicamente consagradas por la ceremonia del matrimonio o clandestinamente negociadas en la industria del sexo, las relaciones heterosexuales se construyen socialmente y psicológicamente sobre el postulado del derecho de los hombres sobre el trabajo de las mujeres” (Petherson, 1996).
La prostitución en tanto siga existiendo debe ser amparada y regulada, no deberían dejarse mujeres a la deriva de los posibles abusos de quienes las consumen, pero debería apuntarse a un mundo sin prostitución, en el que una mujer para poder tener una vida digna no deba vender su cuerpo. Una mujer que tiene otras opciones de trabajo no elige la prostitución .